Pues parece ser que Homer vuelve a tener razón una vez más y el sueño de John Hammond en la película Jurasic Park, en la que, utilizando novedosas técnicas de ingenieria genética y clonación, se consigue regresar a la vida presente los extintos dinosaurios, va a quedarse como eso, nada más que un sueño.
La película Jurasic Park, dirigida por Steven Spielberg y basada en una obra de Michael Crichton, es estrenada en 1993 y se convierte inmediatamente en una de las cintas más exitosas de todos los tiempos.
En ella, un acaudalado millonario se saca de la manga un proyecto de magnitudes fantásticas, en una remota isla cerca de Costa Rica crea un gigantesco complejo zoológico en el que las bestias que pueden ser observadas no son lindos osos pandas, ni linces ni siquiera unicornios...sino una amplia variedad de dinosaurios y flora extinta en el límite K-T, hace 65 millones de años, y que consigue recrear de nuevo aprovechando técnicas de ingeniería genética basadas en la clonación. El asunto se le va totalmente de mano, porque, como bien se dice en la película, "no se pueden hacer desaparecer de golpe más de 65 millones de años de instinto visceral" Debido a un fallo provocado intencionadamente en el sistema, especies tan letales como el Tiranosaurus Rex y el Velociraptor quedan libres para campar a sus anchas por la isla y destrozar todo lo que se cruza a su paso.
Bueno, volvamos al tema central del post. Después de haber logrado la clonación de la dulce y tierna ovejita Dolly y otra serie de animalitos que han quedado como protagonistas secundarios del avance de la ciencia moderna... ¿Sería posible volver a traer a alguno de estos bichos a la actualidad?
En la película la técnica parece muy sencilla de entender y llevar a cabo. Se encuentra un mosquito conservado en ambar, este mosquito que tiene una edad aproximada de 65 millones de años tiene la suerte de haberse alimentado de la sangre de un dinosaurio. Al quedar atrapado en ambar y conservado, los científicos de Jurasic park pueden acceder a ese ADN que se mantiene completamente viable y estable, lo completan con ADN de rana, reconstruyen sus secuencias genéticas y...magia¡¡¡ ya tenemos la receta completa para crear un lindo Brachiosaurus de varias toneladas de peso.
Creo que lo explican más o menos así en la película (ojo, la película es de 1993 y Dolly nace en 1996, solo 3 años después de la explicación de Mr ADN)
Pues bien, el sueño de muchos científicos y muchas personas se desmorona, estudios recientes publicados en Nature muestran la imposibilidad de llevar a cabo con éxito esta idea.
Vamos con el desarrollo de la encadenación de carambolas que deberían darse para ello....
1. Encontramos un mosquito en una muestra de ambar (Vaya suerte, tenemos un ejemplar que ha quedado atrapado en ambar, es un culícido y se ha conservado durante 65 millones de años... LO HEMOS ENCONTRADO)
2. El mosquito en cuestión se alimentaba de sangre (no todos los mosquitos lo hacen) De hecho sólo se conocen dos fósiles de ámbar con mosquitos vampíricos, uno procede de Canadá y otro de Birmania. El mosquito canadiense (79 millones de años) puede que no sea un culícido y es un macho (los machos no succionan sangre). El mosquito de Birmania (de hace 100-90 millones de años) es más prometedor pues si es un Culícido confirmado y además es hembra. !Este podría ser el nuestro¡
3. Ese mosquito tenía la capacidad de acceder a la sangre del dinosaurio. ¿Qué tipo de mosquito sería capaz de atravesar con su estilete la gruesa piel de uno de estos animales? La piel de los dinosaurios era bastante gruesa y su perforación hubiera sido algo realmente dificil para estos insectos. Puede ser que otro tipo de organismos hematófagas tuvieran mayores posibilidades, pero vamos, Michael Crichton escogió un mosquito.
4. Los restos de sangre se han conservado intactos todo este tiempo. Esto es algo que al parecer, en el caso de los dinosaurios no es posible. En el interior del mosquito comienza una secuencia de reacciones de degradación aceleradas por enzimas que hacen que el ADN degenere rápidamente. Científicos australianos demostraron en 2012 que el ritmo de degradación del ADN marca una cifra tope de viabilidad de 6 millones de años. Como la extinción de estos grandes gigantes se fecha en torno a los 65 millones de años (debido a una encadenación de catástrofes quizá iniciada por el impacto de un cuerpo rocoso en el Golfo de Méjico) pues, nada, que la cifra de 65 millones de años se nos va mucho de las manos.
5. Ahora viene lo gordo...la muestra de ADN que extraemos del insecto ES COMPLETAMENTE PURA... Osea, que el insecto vampiro únicamente se alimentaba de la sangre de ese dinosaurio y de ningún bicho más...cosa que ya es realmente complicada...lo fácil es encontrar una muestra de sangre haya sido contaminada, no solo por la manipulación de los cientíificos que la manejan sino también por los restos del ADN de todas las víctimas de la dieta de nuestro afortunado insecto. Llegar a diferenciar y aislar el fragmento concreto de nuestra especie soñada, es altamente impensable.
6. Siguiente problema, no existe un protocolo fiable para extraer este tipo de material, podría dañarse la muestra y es un riesgo muy elevado debido al escaso número de ellas que se puede encontrar.
7. En el caso remoto, muy remoto, de que obtengamos nuestra muestra, ahora hay que reconstruirla... Se está avanzando muchísimo en la reconstrucción de ADN encontrado de individuos conservados por el hielo de mamuts extintos hace 3.700 años (3700 no 65 millones de años) utilizando para ello el ADN del actual elefante asiático. Sin embargo, ¿qué puedes usar para reconstruir el ADN de un bicho del que no se tiene pista desde hace tanto tiempo y que no tiene nada ciertamente parecido en la fauna actual?...¿una rana como en la película?
8. Vale, supongamos que hasta ahora se han alineado los planetas y hemos llegado a este punto... Para llevar a cabo el proceso de clonación necesitamos un óvulo de la especie en cuestión.. Para clonar una oveja, la cosa es realmente sencilla, hay ovejas en todos los pastos...pero ¿como hacemos para clonar un bicho que lleva desaparecido 65 millones de años? En la película parece ser que hacen uso de óvulos de un ave, en este caso, podríamos optar por el avestruz, porque el tamaño de sus huevos es bastante grande...pero vamos...ya me suena demasiado forzar este asunto.
9. Lo hemos conseguido, ha nacido un precioso bicho, mmmmm... Hasta me suena idílico soltarlo en la celebración del próximo Toro de la Vega en Tordesillas... pero y ahora ¿cómo hacemos para criar un bicho de estos y asegurar su supervivencia? resignémonos, son demasiadas carambolas consecutivas.
Realmente, la idea de John Hammond tuvo su reflejo en la figura de un multimillonario australiano, Clive Palmer, que hace años fue noticia por proponerse revivir a estos gigantes reptiles. Nunca quedó aclarado si sus intenciones eran reales o solo fue un intento de darse algo de bombo pero su particular isla de Nublar acabó con una zona temática con reconstrucciones robóticas, muy lejos de la idea central que hemos tratado en este post.
Eso si, la ciencia, como ciencia que es, es completamente incierta y modificable. El paradigma que hoy reverenciamos como innegable puede ser mañana derrocado por un nuevo avance científico.
Para muestra solo mencionar un proyecto que trataría de revivir estos animales pero utilizando la técnica inversa. Un grupo de científicos estadounidense trabaja desde hace varios años en un proyecto para devolver a los dinosaurios a la vida. Ante la imposibilidad de conseguir ADN de dinosaurio, en lugar de clonarlos, lo que está investigando es modificar genéticamente aves desde su fase embrionaria para reactivar rasgos ancestrales que perdieron durante su evolución. Segun palabras del paleontólogo estadounidense Jack Horner “Serán dinosaurios pequeños. Si tuviésemos pájaros del tamaño de un T-Rex podríamos intentarlo, pero de momento a lo máximo que podemos aspirar es a conseguir unos pollos con dientes, colas muy largas y garras en lugar de alas”
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