miércoles, 8 de mayo de 2024

ANIMALES DE COMBATE EN EL CINE

 El día 30 de enero salía a la luz mi primer libro como solista, es decir, todo, todito mío,(solo mío, mi tessssoro). Anterior a éste tenía una colaboración en "Del lobo al perro" de la editorial Pinolia, junto a otro montón de divulgadores espectaculares como Carlos Lobato, Eugenio Manuel Fernández o Miguel Ángel Cruz, pero en este caso, para bien o para mal, el peso de esta obra recae completamente sobre mis hombros (y pese a la inexperiencia, creo que lo he sabido sacar adelante con mucha dignidad)

   Este libro pretende hacer un repaso del importante papel que los animales han cumplido en la historia militar y servir como pequeño homenaje a todos aquellos que perdieron la vida por nuestras desmedidas ansias de poder, codicia y falta de humanidad. 

   En un planeta en el que la evolución ha sido posible en gran parte gracias a la cooperación, los seres humanos combaten y se exterminan desde hace milenios por, parafraseando a Carl Sagan, “convertirse en amos momentáneos de una pequeña fracción de un pequeño y pálido punto azul no más grande que una mota de polvo suspendida en un rayo de sol”.

   Cada guerra, cada batalla, cada pequeña escaramuza armada, cada uno de estos irracionales sinsentidos ha traído consigo la muerte de millones de víctimas: soldados y civiles inocentes, sí, pero también la de millones de animales que se han visto forzados a tomar parte en un conflicto que no era el suyo. Infinidad de muertes que para la historia han pasado completamente desapercibidas: cerdos en llamas, elefantes de combate, palomas espías y mensajeras, perros kamikazes cargados de explosivos, delfines detectores de minas y explosivos, mascotas amigas en el frente …  

Muchos perros fueron mascotas valiosas en los barcos

   Los animales han sido empleados por el ser humano prácticamente desde el mismo instante de su domesticación, en el caso del caballo, por la cultura Bosai hace 5.500 años, en las tierras de la actual Kazajistán. En el 2000 a.C. aparece en este lugar el primer testimonio de caballos en un combate, concretamente en el sitio de Salatiwara, donde se emplearon 40 yuntas de caballos. Posteriormente su uso se diversificaría hasta llegar a convertir a esta especie en el recluta perfecto: como animal de tiro, para transportar alimentos, medicamentos, armamento o munición, como montura, exploración, logística y mensajería. 

   La Primera Guerra Mundial supuso el momento álgido de participación. Este conflicto, en el que llegaron a participar cerca de 16 millones de animales, supuso la muerte de 8 millones de monturas, entre ellas 7000 mulas reclutadas desde España. La llegada de nuevas armas más contundentes y efectivas contras las cargas de caballería, como la ametralladora y los carros de combate, el desarrollo de una guerra de trincheras o de posiciones y la aparición de las telecomunicaciones supuso el progresivo declive en su utilización. 

   Junto a los caballos (y otros tipos de monturas como los burros, mulas y camellos) las palomas y los perros son, en mi opinión, las especies de combate principales. Cerca de 200.000 palomas fueron empleadas en la Gran Guerra como espías o en servicios de mensajería. Algunas como "Cher ami" llegarían a cumplir un papel estelar en batalla. 100.000 perros corrieron la misma suerte: como mascotas, en el control de ratas en las trincheras, para localizar heridos, transportar medicinas y mensajes, como arma de ataque directo, de apoyo a la infantería y en las situaciones más desesperadas, simplemente como alimento de los combatientes.

El perro ha tenido un papel determinante en el frente

Las palomas fueron reclutadas como espías y mensajeras

  Si a estas cifras (medianamente oficiales y controladas) le sumamos las víctimas indirectas del conflicto: los salvajes, afectados por la destrucción de su hábitat; los domésticos y de ganadería, sacrificados ante la inminente llegada del enemigo o utilizados como alimento e incluso los habitantes de los zoológicos y los animales callejeros, las cifras aumentan de forma desproporcionada. Lo curioso es que, a pesar del elevado número, son escasos los nombres que han pasado a la posteridad. 

Barricada improvisada con los cadáveres de los caballos

   En el segundo capítulo del libro señalo que las condecoraciones pueden convertir en gloriosa una carrera militar. En el caso de los animales también existen, como la prestigiosa "Medalla Dickin" que se otorga desde 1943 a aquellos animales que han desempeñado acciones señaladas en combate y que puede ser considerada como un equivalente de la Cruz Victoria. Si rebuscamos en la bibliografía, aparecen ejemplos de animales condecorados con otro tipo de reconocimientos, por ejemplo Chips, una mezcla de collie, pastor alemán y husky siberiano, que fue el perro más condecorado de la Segunda Guerra Mundial. Recibió la Cruz de Servicio Distinguido, Corazón Púrpura y Estrella de Plata por sus acciones

    Uno de los casos más curiosos y emotivos es el de Bamse. Este San Bernardo sirvió en la Segunda Guerra Mundial en el barco Thorodd de la Marina Real de Noruega. Se aseguraba de que los marineros no se excedieran en sus visitas al bar e intermediaba para evitar las peleas. Tras su muerte, ochocientos niños escoltaron en silencio su cuerpo hasta el lugar donde fue enterrado con honores militares.

Bamse, guardián del HNoMS Thorodd

   Sin embargo, hace falta algo más poderoso que un pedazo de metal adornado con cintas de colores o un entierro con honores para alcanzar la eternidad. Si algo ha ayudado especialmente a forjar los grandes mitos de la historia de la guerra, ha sido, sin lugar a dudas, el mundo del cine. Junto a los libros, por supuesto, la gran pantalla ha elevado a la categoría de mitos a figuras como Napoleón, Julio César, Alejandro Magno, Guillermo I, “El Conquistador”, Aníbal, Gengis Khan o el Duque de Wellington, líderes militares cuyo nombre infundía terror y respeto en el campo de batalla y cuyas hazañas se ganaron el derecho a alcanzar la gloria eterna.

    Afortunadamente, al igual que ha ocurrido con las batallas más épicas, las grandes gestas animales también han acabado encontrando su sitio en el séptimo arte. El 19 de junio de 2009 se estrenaba “Cher Ami”, película de animación española dirigida por Miquel Pujol que narra las aventuras de esta valiente paloma mensajera. La vida de “Warrior” fue llevada al cine, un siglo después de su muerte, por el director Steven Spielberg en su película "Caballo de guerra", aclamada por la crítica y merecedora de seis nominaciones a los Óscar en 2012. Seis años después, la película de animación “Sgt. Stubby: An American Hero”, dirigida por Richard Lanni, repasaba, de una forma simpática pero rigurosa, la vida del valeroso sargento canino. En un momento en que la industria cinematográfica necesita reinventar sus fórmulas tradicionales y la sociedad carece cada vez más de hábitos de lectura, este tipo de homenajes generan una enorme repercusión social al ofrecer a estos héroes de guerra la gloria que merecieron en vida.

   Vamos a repasar tres de las cintas más populares.

Cher ami. La paloma mensajera



Un pajarito que quiere convertirse en héroe, una paloma mensajera con un interminable listado de hazañas a sus espaldas y un ratón inventor que desea volar a toda costa son algunos de los personajes de esta cinta de dibujos animados. La paz reina en una granja situada en los bosques de Argonne (Francia), donde el gallo le enseña a su hijo cómo hacer de despertador y las ovejas van todas a una. Pero corre el año 1918, y la guerra entre los humanos empieza a tocarles de cerca cuando un capitán del ejército de palomas aterriza con el objetivo de alistar a algunas aves, entre las que se cuela el pequeño pájaro. (Filmaffinity)

 “Cher Ami”, fue una de las 600 palomas empleadas como mensajeras por el Cuerpo de Señales del Ejército de Estados Unidos durante la guerra. Llegó a completar hasta doce entregas con éxito durante la batalla de Verdún. Uno de estos mensajes evitó la matanza de un batallón estadounidense que el tres de octubre de 1918 había quedado completamente rodeado por las tropas alemanas en la base de una pequeña colina cerca del bosque de Argonne. La situación era completamente desesperada, sorprendidos en medio de un intenso fuego cruzado entre las tropas alemanas y aliadas, sin apenas alimento ni municiones para defenderse. Tras ver cómo su dotación de 500 hombres quedaba reducida a poco más de 194, el mayor Charles Whittlesey comenzó a enviar mensajes de auxilio de forma desesperada a través de paloma mensajera. 

Una paloma condecorada por sus servicios

“Muchos heridos, no podemos evacuar” … Sin respuesta.

“Los hombres están sufriendo. ¿Pueden enviar apoyo?” … Sin respuesta.

El tercer intento fue confiado a “Cher Ami”, quien en su pata izquierda portaba el siguiente mensaje:

“Estamos junto a la carretera paralelo 276,4. Nuestra propia artillería está lanzando un bombardeo directamente sobre nosotros. Por el amor de Dios, deténgalo”.

    A pesar de ser alcanzada por un disparo en el pecho y sufrir heridas de diversa consideración que afectaron a uno de sus ojos y le hicieron perder una pata, “Cher Ami” consiguió recorrer las 20 millas que la separaban de su palomar y entregar el mensaje con éxito. Desafortunadamente, el animal acabó falleciendo como consecuencia de sus heridas. En reconocimiento por su valiente gesto fue condecorada con la Cruz de Guerra con Hojas de Roble, incluida en el Salón de la Fama de las Palomas de Carreras y recibió una medalla de oro de los Organismos Organizados de Colombófilos Estadounidenses. Su cuerpo disecado se exhibe actualmente en el Museo Nacional de Historia junto al del “Sargento Stubby", otro de los héroes condecorados de la Gran Guerra, del que hablaremos a continuación.

Sgt. Stubby: An American Hero

  
 
   La verdadera historia de un perro callejero que se que se convierte en un héroe durante la Primera Guerra Mundial. Gracias al joven Robert Conroy, del ejército estadounidense, la vida de este perro cambia para siempre. Ahora tendrá el nombre de Stubby y la oportunidad de embarcarse en una aventura que definiría un siglo. Por sus acciones valerosas, el sargento canino Stubby será reconocido como el perro más condecorado de la historia de Estados Unidos. (Sensacine)
 
   Stubby fue un valiente ejemplar de boston bull terrier que combatió en el ejército norteamericano y que llegó a alcanzar el honor de ser considerado el animal más condecorado de la Primera Guerra Mundial. 
 
   Su historia comienza como la de tantos otros reclutas que irán apareciendo en las páginas de este libro. Siendo tan solo un cachorro fue encontrado vagabundeando en las inmediaciones del campus de la Universidad de Yale, en la ciudad de Connecticut, por Robert Conroy, un soldado perteneciente al 102 Regimiento de Infantería de la 26 División del ejército estadounidense. Rápidamente “Stubby” se ganó el cariño de esta compañía, que decidió esconderlo en el depósito de carbón del SS Minnesota en el momento de ser movilizados para el combate en octubre de 1917. El cinco de febrero de 1918 llegó al frente en Chemin des Dames, al norte de Soissons (Francia), donde permanecería durante 18 meses, y participó con su compañía al menos en cuatro ofensivas y diecisiete batallas. 

El sargento Stubby, héroe de guerra
 
   Durante el asalto a la ciudad alemana de Schieprey, en el mes abril, fue alcanzado por la explosión de una granada, resultó herido en una de sus patas delanteras. Una vez recuperado se reincorporó de nuevo al combate, donde demostró una sobrada eficacia en la localización de soldados heridos y en la vigilancia y protección de la tropa frente a los posibles ataques del enemigo con obuses o armas químicas.

    La leyenda del “Sargento Stubby” comenzó a forjarse en Chemin des Dames. Parece ser que sus insistentes ladridos durante la noche consiguieron despertar a la compañía, evitando de esta manera que murieran intoxicados tras un ataque con gas mostaza. Durante la ofensiva del río Mosa-Argonne Forest, una de las últimas acometidas llevadas a cabo por el ejército aliado, “Stubby” ayudó a la captura de un espía alemán, motivo por el cual fue propuesto para el rango de sargento, convirtiéndose, aunque no se han encontrado documentos originales que lo atestigüen, en el primer perro en alcanzar un ascenso en las Fuerzas Armadas de Estados Unidos.


    Tras ser nuevamente herido, regresó definitivamente a casa junto a su dueño, convertido en un héroe y un símbolo nacional. Desde entonces su presencia fue habitual en numerosos actos presidenciales y desfiles militares, y llegó incluso a ser escogido como mascota del equipo de fútbol americano de la Universidad de Georgetown.

    El éxito y la fama acompañaron a “Stubby” hasta su fallecimiento en 1926 mientras dormía. Sus restos y su icónica chaqueta adornada con todas sus medallas fueron donados por Robert Conroy al Museo Nacional de Historia estadounidense, donde pueden visitarse hoy en día, junto al cuerpo de “Cher Ami”, como parte de los fondos de la exposición “El precio de la libertad”.

Warrior, el caballo al que los alemanes no pudieron vencer.


   En un pueblo inglés, Albert, el hijo de un granjero, ve nacer un potrillo. Poco después, su padre lo adquiere en una subasta, y el chico le pone de nombre Joey. Pero la familia se arruina y no tiene más remedio que vender el caballo justo cuando estalla la Primera Guerra Mundial (1914-1918). Ése es el punto de partida de un viaje en el que tanto Albert como Joey lucharán por sobrevivir a la contienda y volver a estar juntos. (Filmaffinity)

    El último de los ejemplos que quiero destacar es el de “Warrior”, el heroico caballo británico que logró sobrevivir durante los cuatro años que permaneció en el frente a batallas tan sangrientas como las del Somme, Passchendaele, Moreuil Wood o Amiens, hazaña que le hizo merecedor del sobrenombre “el caballo que los alemanes no pudieron matar” Falleció en 1941 y, aunque su historia pasó desapercibida en su momento, en el año 2014 sus gestas fueron finalmente reconocidas a título póstumo con la medalla Dickin.

Warrior

    “Cher Ami”, “el Sargento Stubby”, “Warrior” o el cabo “Jackie” acabaron disfrutando una vida merecedora de la inmortalidad. Sus nombres pasarán a la posteridad y serán conocidos por las nuevas generaciones gracias, entre otros motivos, a estos largometrajes. Sin embargo, la historia de la guerra no se caracteriza por haber mostrado una especial sensibilidad hacia todos estos animales de combate cuyas vidas fueron literalmente sacrificadas en favor de una causa que les era totalmente ajena. Como tantos otros perdedores y vencidos, la inmensa mayoría descansan todavía olvidados en cunetas, tumbas o fosas comunes improvisadas.

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